
¿Qué historia esconden los puentes de Zaragoza?
Los puentes son una parte fundamental en la arquitectura e historia de la capital maña. Esto se debe, esencialmente, al gran desarrollo en las últimas décadas de la margen izquierda del Ebro. Y es que, al ser una ciudad dividida por un río, Zaragoza ha experimentado a lo largo de los siglos muchos cambios en su fisonomía y distribución, siendo los puentes un punto vital en esta evolución.
El Puente de Piedra, que es el más antiguo de la ciudad, comenzó a edificarse en 1401 y se terminó 40 años después. Tiene algo más de 200 metros de longitud y pudo levantarse gracias a la construcción de siete arcos. Dos siglos después, concretamente en 1643, una gran riada destruyó parte del puente y tuvo que reconstruirse. Fue entonces cuando se levantaron las dos torres de estilo medieval que tantas veces hemos visto. Además, en los años 90 del siglo XX, se colocaron en ellas los leones de bronce, símbolo zaragozano por excelencia y que, actualmente, siguen custodiando el puente.
Otro de los puentes más transitados es el conocido como Puente de la Almozara, también denominado Puente del Ferrocarril. Se construyó en 1870 precisamente para eso, para que el ferrocarril pudiera cruzar el río. Y ahora, casi dos siglos después, une dos de las ubicaciones más concurridas de la ciudad: la plaza Europa y la avenida Valle de Broto.
El Puente del Pilar, más conocido como Puente de Hierro, fue inaugurado en el año 1895 con el fin de mejorar y facilitar la circulación de peatones y vehículos entre ambas orillas del Ebro. En 1944 se oficializó la propiedad de este puente por parte del ayuntamiento zaragozano y, años después, en los 90, se colocaron dos tableros en forma de arco para el paso de coches. Seguro que muchos os acordáis del color que tenía este puente, ¡era verde! Pero hace unos años se decidió cambiar el color y, por votación popular, ganaron el azul y el blanco.
Uno de los puentes más recientes es el Puente de Santiago. Construido en 1967, fue levantado para mejorar el acceso de los vecinos de la margen izquierda al otro lado de la ciudad. Actualmente alberga un gran tráfico de vehículos, ya que cuenta con 3 carriles de circulación para vehículos a motor y un carril bici de doble sentido. Además, desde 2013 también pasa por él el tranvía.
Por otro lado, en uno de los barrios más populares, Las Fuentes, encontramos el Puente de la Unión y el Puente Manuel Giménez Abad. Construidos en 1989 y 2002 respectivamente, fueron edificados para unir este mítico barrio con el Arrabal y con Vadorrey.
Creador: Daniel Marcos
Pocos años después, concretamente en 2008 y con la llegada de la Expo, la ciudad experimentó de nuevo cambios importantes. Así, se construyeron 3 puentes más en la zona del Actur, lugar donde se ubicó la exposición: la Pasarela del Voluntariado, el Pabellón Puente, obra de la famosa arquitecta Zaha Hadid, y el Puente del Tercer Milenio. Este último es el puente de arco de hormigón suspendido más grande de todo el mundo. Además, se ha convertido en escenario de muchísimos spots publicitarios.
Y por supuesto no debemos olvidarnos del Azud del Ebro, que aunque no es un puente en el sentido estricto, es una pasarela peatonal que une ambas orillas del río y que suele tener bastante tránsito. Está ubicado entre los barrios de Vadorrey y Las Fuentes, a la altura de la calle Fray Luis Urbano, y entre los puentes de la Unión y de Giménez Abad, facilitando así el acceso a este nueva infraestructura tanto en vehículo privado como con transporte público o con bicicleta, ya que los parques que se ubican a ambas márgenes disponen de carril bici hasta el mismo pie del azud.
Como veis, Zaragoza respira historia por los cuatro costados. Más bien, por sus nueve puentes, testigos de nuestro patrimonio artístico e histórico; pero también de los cambios sociales de la ciudad.

